Baleares incorpora catorce mil inmigrantes anuales a su censo

El crecimiento demográfico de Baleares no conoce límites y desborda las previsiones más audaces, impulsado por la población llegada del exterior. Cada día desembarcan en la comunidad cuarenta personas, por un total de catorce mil anuales, que forman el contingente fundamental del incremento poblacional disparado.
Las Proyecciones llevadas a cabo por el Instituto Nacional de Estadística durante esta década, en 2022 y 2024, prevén que Baleares alcance una población de un millón y medio de habitantes durante la próxima década, y más concretamente antes de 2037. El crecimiento vegetativo no justificaría ni mínimamente esta explosión, basada en la inmigración.
El crecimiento de 300 mil personas estimado por el INE se funda en la llegada de doscientos mil inmigrantes. Este ritmo no solo se mantiene, sino que el flujo se está acelerando y según la patronal no es suficiente para nutrir el mercado de trabajo. Baleares se estabilizó por encima del medio millón de habitantes en los años sesenta, coincidiendo con el primer boom turístico que originó términos denigratorios como la ‘balearización’.
El archipiélago acogió a su primer millón de habitantes durante 2006, en otra fase de crecimiento desaforado. Le habrán bastado tres décadas para alcanzar el millón y medio, según las previsiones que se están cumpliendo al alza y que se cimentan en la inmigración. En los años treinta de este siglo se duplicará, según las coordenadas actuales, la población que registraba Baleares en 1994. En esa fecha vivían buena parte de los residentes actuales, testigos de un carrusel demográfico imparable.
Con dos de cada tres nuevos habitantes enrolados desde las filas de la inmigración, Baleares será también la primera comunidad que puede contar con una mayoría de personas nacidas en otros países. Esta particularidad ya se presenta en municipios aislados. Las compraventas inmobiliarias en auge a cargo de extranjeros, en el entorno del cuarenta por ciento, apuntan en la misma dirección.
España experimenta en su conjunto un aumento demográfico, pero no asimilable ni de lejos al ritmo balear. Las proyecciones llevadas a cabo por el INE sitúan el horizonte a quince años vista. Con dicho margen, se anuncia que el conjunto estatal habrá incrementado su número de habitantes en un nueve por ciento hasta 2037, para un total de casi 52 millones de habitantes. En idéntico lapso, Baleares habrá crecido un 25 por ciento hasta 1.530.000 personas, a punto de triplicar el cociente nacional.
La comparación interautonómica facilita la comprensión del fenómeno demográfico balear. No solo es la comunidad con mayor impulso, sino que Murcia ocupa la segunda plaza con un 16 por ciento de incremento, a nueve puntos de distancia. El archipiélago multiplica por cinco al aumento previsto en la mitad de las regiones. Hasta cuatro de ellas, Galicia, Castilla y León, Extremadura y Asturias tienen asignado un decrecimiento vegetativo y global en los cálculos del INE.
El impacto de los 200 mil inmigrantes previstos hasta 2037 desmiente leyes económicas que se formulan como evidencias. Por ejemplo, que las trabas para el acceso a la vivienda frenan la llegada de mano de obra. Es difícil imaginar un flujo migratorio más acentuado que el vigente en Baleares, por encima de los obstáculos habitacionales. De hecho, la asimilación del caudal incesante de recién llegados plantea dificultades muy difíciles de solventar.
Baleares se dispone a doblar la población de los años noventa sobre el mismo territorio, y sin un incremento sensible de los recursos naturales. De cumplirse las predicciones, Mallorca pasaría a ser la más poblada de las grandes islas del Mediterráneo. Los datos oficiales no contemplan el efecto de la inmigración ilegal, que todavía no es decisiva pese a su notable incremento, y a que ya ha dejado de considerar al suelo balear como un trampolín de paso para acceder a otros países de la Unión Europea.
La inversión de la tendencia demográfica balear es improbable, porque el caudal no se ha invertido con las grandes conmociones del siglo. Ni la crisis inmobiliaria ni la covid han interrumpido la senda hacia el millón y medio de habitantes.

