Cuando la realidad supera la ficción

Soy María , tengo 84 años, y os voy a contar mi historia. Bueno, parte de mi historia, ya me entendéis.
Una buena mañana de sábado coincidí con un joven que había visto por la barriada (debía rondar los 28 años) en el Mercat de l'Olivar de Palma, esperábamos para pagar la compra y conversamos, el día, la verdad no lo recuerdo, fue el año pasado, era a final de la mañana.
El joven era muy correcto, no puedo decir otra cosa, pero la verdad es que pensé que con dos generaciones de por medio no teníamos nada que ver. ¡Ay!, nada une a nuestra generación con estos jóvenes me dije a mí misma...no podía estar más equivocada, ya que dos meses después nos encontramos en la misma situación. La injusticia nos igualó.
Hace 60 años me casé , mi marido en paz descanse y yo trabajamos y luchamos hasta la saciedad para poder salir adelante, y tras mucho sacrificio logramos comprar una vivienda, un piso de dos habitaciones, nuevo "de trinca" eso sí, en las afueras de Palma (de aquel entonces), pagamos los impuestos, dimos una entrada y pedimos un préstamo hipotecario al banco , qué esfuerzo supuso, pero teníamos nuestro pisito, qué mejor que gastarnos todo en nuestro hogar.
Tuvimos dos hijos, y mi marido y yo no nos lo pensamos, decidimos poner a la venta el pequeño piso y comprar una vivienda un poco más grande, una planta baja, ¡Con patio para que jueguen!.
Pagamos todos los impuestos de la venta, (De eso me acuerdo ahora por la historia que os voy a contar, porque lo normal es pagar los impuestos que toquen y poder disfrutar tu casa, aunque ya no sé qué es lo normal).
La planta baja vino a la familia con alegría, con esfuerzo, con una hipoteca correspondiente a la parte que nos faltaba de la entrada del pisito qué vendimos y con los impuestos que pagamos, y los que vinieron año tras año, el directo de la propiedad y los indirectos, como es normal, vamos...ya os he dicho que ya no sé lo que es normal.
La vida pasa volando, mi hija se quedó a vivir en Barcelona tras acabar sus estudios allí, y mi hijo se independizó con su pareja y se fue a vivir a Marratxí.
Mi marido tristemente se fue hace 2 años.
Mi salud, con altibajos , es buena, pero hace 5 semanas me desmayé, mi vecina llamó a una ambulancia y fui trasladada al Hospital Universitario de Son Espases donde quedé ingresada para hacerme todo tipo de pruebas para descartar que se tratara de una enfermedad grave.
Cuando me dieron el alta mi hijo me llevó a casa, a nuestra casa, a la que compramos vendiendo el pisito que nos había costado las horas, y las no horas de salir por ahí para ahorrar, la que llevábamos pagando 30 años la hipoteca hasta que quedó pagada, la que pagamos y seguimos pagando todos y cada uno de los impuestos año tras año, a costa de no poder hacer alguna reforma necesaria y quitárnoslo de algún capricho porque es nuestro hogar , nuestra casa, ¿Nuestra casa?
Al llegar, desde una ventana (la de al lado de la puerta, la que da a la calle), una señora nos dijo que ahora ellos vivían ahí , que ya nos podíamos ir , que la habían ocupado (disculpen que no use la K en ocupar, pero bastante he llorado como para escribir con el lenguaje que se usa para que parezca algo moderno y por lo tanto de moda y aceptable ) .
No me lo podía creer, estaban en mi casa, con mis muebles, con mis cosas , con los recuerdos de toda mi vida.
Mi hijo, dio un fuerte portazo a la puerta abierta del coche y les gritó que salieran, ellos como perdonando a un insensato cerraron la ventana y "els portallons".
Hice todo lo que pude para convencer a mi hijo a que no se enfrentara a ellos, menos mal que lo logré, llamamos a la policía.
Con esta llamada me quedé tranquila al menos el instante que tardó mi hijo en explicarme que esta pesadilla iba a durar mucho tiempo, y que durante ese tiempo debería seguir pagando todos los recibos como si siguiera viviendo allí porque si daba de baja algún servicio ya que no lo uso…me denunciarían…¡Ellos a mí!
Mi hijo me acompañó a un despacho de abogados donde trabajaba la esposa de un conocido suyo del gimnasio a los que les había pasado lo mismo que a mí, al volver de un viaje habían roto la cerradura de su casa y la habían ocupado, casa que habían comprado un año y medio atrás, su hogar, su propiedad…bueno totalmente suya por así decirlo lo será dentro de 33 años y medio, cuando terminen de pagar el préstamo con garantía hipotecaria que necesitaron para adquirirla.
Al entrar a la sala de reuniones del despacho, me quedé parada, la vida (nunca se es demasiado mayor) me acababa de dar otra lección , el chico al que le habían ocupado su casa era aquel joven tan agradable del que pensé que nada nos unía y que estaba claro que ahora sí: el desamparo, la desprotección, los problemas económicos para hacer frente a procesos judiciales, pagos de recibos, encontrar otra vivienda que no hogar para vivir mientras se resuelve la situación, y mientras tanto seguir pagándoles la luz y el agua a los que nos han arrebatado todo, además de los impuestos.

