La batalla campal en la que los okupas de una urbanización de lujo de Carabanchel echaron a palos a los 'gorilas' de desokupa

Los okupas de la urbanización de lujo de Carabanchel (Madrid) lograron hacer frente y expulsar a los integrantes de una empresa de desokupación contratada por la promotora de las viviendas, Vivenio, para recuperar los pisos usurpados. El pasado día 23 de diciembre se presentaron en el complejo un total de 10 miembros de esta compañía especializada en expulsar a los okupas. Entablaron conversación con varios de ellos e incluso les llegaron a ofrecer una cantidad de dinero si abandonaban las viviendas que habían invadido 15 días antes.
Los okupas se negaron a irse de las viviendas y se enfrentaron a los gorilas de la empresa de desokupación armados con cinturones, algún palo y otros instrumentos que sacaron de sus domicilios. Finalmente, lograron echar a los vigilantes de desokupa, uno de los cuales resultó herido.
Alguno de los okupas también denuncia que los 'gorilas' de desokupa les agredieron y les rociaron con gas pimienta. Varios de estos okupas acudieron a la comisaría para denunciar las agresiones sufridas.
La Policía Nacional investiga ya la okupación de estas viviendas ocurrida el pasado mes de diciembre, antes de las fechas navideñas, en una urbanización del madrileño PAU de Carabanchel Alto. Según las primeras pesquisas, una mafia habría vendido ilegalmente estas viviendas, que todavía no estaban habitadas, a familias de origen peruano por unas cantidades entre los 2.000 y los 3.000 euros. Se las habían ofrecido hace semanas en la cola de un comedor social de una iglesia del barrio.
La macrookupación tuvo lugar en la calle Excelente número 6 de Madrid en el puente de la Inmaculada. Casi una treintena de familias llegaron a la urbanización con furgonetas de mudanza y, tras cambiar las cerraduras de los pisos, entraron en los mismos frente al asombro de los vecinos que legalmente se encuentran viviendo en el lugar, pagando alquileres que oscilan entre los 2.000 y los 2.500 euros. Varios de los okupas peruanos de esta urbanización aseguran que fueron engañados también por una persona que ofrecía estos pisos en una página de internet.
Los usurpadores cuentan con su propio conserje que les abre la puerta desde el interior empujando la manilla. Los vecinos legales se quejan de que no respetan las normas de convivencia, hacen ruidos por la noche, se pelean y incluso hay dentro pandilleros.

