¿Por qué no intervino la Policía ni la Guardia Civil en la okupación de Sant Antoni?

Una de las imágenes que dejó la okupación de Sant Antoni fue la de una decena de efectivos de la Policía Local y de la Guardia Civil mirando de forma contemplativa lo que estaba ocurriendo en la calle Bisbe Cardona, sin intervenir en ningún momento, para sorpresa de Vicente Riera.
Así cambian unos okupas la puerta de una casa en Sant Antoni
El dueño del inmueble invadido era presa de la incredulidad al comprobar que los agentes, lógicamente siguiendo instrucciones de sus superiores, se quedaban de brazos cruzados mientras los okupas se mofaban abiertamente de ellos con gritos de «¡Viva el Rey!» y «¡Viva España!».
Cuando las fuerzas de seguridad abandonaron el lugar, después de explicarle a la víctima que lo único que podía hacer era poner una denuncia y resignarse a un proceso judicial, los okupas se pusieron a cambiar la puerta de entrada a la vivienda a martillazos, a plena luz del día y con toda la calma del mundo.
¿Por qué no intervinieron todos esos policías y guardias civiles que se personaron en la calle Bisbe Cardona tras la llamada de Vicente Riera? La palabra clave en este asunto, igual que en todas las okupaciones, es «morada», que la Real Academia de la Lengua define someramente como «lugar donde se habita». La ley diferencia entre dos delitos distintos, el allanamiento de morada y la usurpación.
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El allanamiento implica entrar en una vivienda con residentes habituales, es decir, una morada, y la respuesta automática de las fuerzas de seguridad es acudir al lugar y expulsar a los intrusos. Por contra, la usurpación ocurre cuando se okupa una vivienda que no es morada. Pero esa condición puede cambiar con el tiempo. ¿Cuánto?
Esa es la clave. En cuanto la vivienda okupada adquiere la condición de morada, las fuerzas de seguridad ya no pueden echar a los okupas. Pero por mucho que se hable de 24 horas, de 48 horas, de lo que sea, la realidad es que la ley no habla de ningún espacio de tiempo concreto que haga que, por arte de magia, la vivienda usurpada se convierta en morada.

